sábado, 31 de julio de 2010

Toreemos al torero...


El Parlamento catalán ha abierto recientemente el proceso legislativo para eliminar definitivamente los festejos taurinos en Cataluña. Los diputados autonómicos han conseguido su abolición. Madrid, al contrario, junto a Valencia y Murcia, ha declarado en los últimos meses la tauromaquia como un ‘bien de interés cultural’, asegurando que se sigue la línea de “defensa de las tradiciones culturales y artísticas”. Esta decisión, ha levantado gran expectación y ha reabierto el debate sobre el interés por la llamada, injustamente para muchos, “Fiesta nacional”.
Se trata, en mi opinión, de un nuevo intento político de salvar las corridas de toros antes su muerte anunciada, debido a la drástica reducción de aficionados y los problemas económicos que vive el sector. Si se siguen celebrando en España corridas de toros y todo tipo de ‘festejos taurinos’ se debe, fundamentalmente, al apoyo económico realizado con DINERO PÚBLICO que están otorgando las administraciones para mantener esta bochornosa actividad (¡¡unos 564 millones de euros al año!!).

Según los últimos datos de Gallup, el 72,1% de la población en España afirma no tener ningún interés por los espectáculos taurinos. Esto destapa que muchos españoles no nos identificamos con esta SALVAJADA.
Las corridas de toros suponen, a mi entender, una de las más evidentes demostraciones de falta de ética, apología del sufrimiento, agresividad irracional y desprecio a la vida, todo ello incompatible con la cultura. Incluso la UNESCO, máxima autoridad mundial en esta materia afirmó que la tauromaquia era “el infame y comercializado arte de torturar y matar animales en público según unas reglas, que traumatiza a niños y adultos sensibles”.

Muchos opinan que las corridas son un deporte más, pero para que esto fuera cierto debería cumplirse la competencia igualitaria entre dos rivales, cosa que es falsa: numerosas investigaciones han dejado ver la manera en que los toros son “preparados” y manipulados para las corridas: se les afeitan los cuernos, se les unta de grasa los ojos para dificultar su visión, incluso se les pone una sustancia en las patas que produce ardor y les impide mantenerse quietos, todo ello para provocarlos a que respondan de manera agresiva al torero, para el lucimiento de éste. Estos matadores, se enfrentan a un animal completamente minado en sus facultades físicas mediante el cansancio y el dolor… ¿es digna una muerte, lenta, dolorosa y asfixiante? Mi única certeza es que nadie tiene derecho a martirizar hasta la muerte a otro ser vivo por pequeño que sea y, mucho menos, a convertirlo en un espectáculo digno de unos sádicos, propio de un circo romano, donde se disfruta con la agonía del pobre animal. Todo es REPUGNANTE y COBARDE en este ‘mundillo’ lleno de toreros analfabetos, y maquillado bajo una hortera capa de lentejuelas, pasodobles y olés.

Arriesguemos la vida por los demás, respetemos, vivamos y dejemos vivir, disfrutemos con nuestra pintura, con nuestra música, con nuestro cine, con nuestra gastronomía, con nuestro teatro y dejemos morir, esta vez no al toro, sino a la más CRUEL TRADICIÓN (a lo que me encantaría se añadiese los inhumanos "correbous" y los conocidos como toros "enbolaos")